• Saltar al contenido principal
  • Saltar al pie de página

Antonio Buzarra

  • Sobre mí
  • Biblioteca
  • Blog
  • Contacto

Vekaria 4º Párrafo

Hola amigos, hoy, como los días anteriores, os dejo un poco más de mi novela, «Auge y caída de Vekaria, un reino olvidado»

Párrafo: –¡Capitán! ¡Capitán! –gritaba a la vez que avanzaba con rapidez por el corredor.
«¿Qué ocurrirá a esta hora?, se preguntó Ben Azán, a la sazón capitán de la guardia. Un hombre bien parecido, de unos treinta y cinco años, que lucía una cuidada barba.
–¿Se está quemando algo, Akram? –preguntó con sorna.
–No, excelencia, acaba de llegar este mensaje, y es urgente.
Ben Azán cogió con desgana el mensaje y se dispuso a leer a quien iba dirigido.
«¿Para quién será?», se preguntó. Al leer el nombre del califa, sus ojos se abrieron un tanto desorbitados. Sin mirar a Akram, salió disparado hacia el interior del palacio dejando al jefe de la guardia allí plantado.
–¡Fadir! ¡Fadir! –vociferaba mientras recorría los pasillos.
–¿Qué ocurre? –preguntó un hombre alto, magníficamente vestido. Entrado ya en la cuarentena, su delgado cuerpo lucía una ŷubba dorada. El ruido que emitían sus ropas al caminar indicaban la calidad de la seda con la que estaban confeccionadas y por ende la altura social de su portador. Era el gran Fadir, el mayordomo del pueblo y mano derecha del califa Abderramán III. Éste se volvió hacia Ben Azán sin decir palabra. Cuando el capitán le alcanzó, comenzó a decir entre jadeos:
–Un mensaje de la reina Toda de Nájera –explicó a la vez que se inclinaba hacia adelante en señal de respeto.
«¿Qué querrá?», pensó Fadir con un gesto de desagrado. A pesar de ser la tía del gran califa, para él era una infiel más y además una enemiga.
–¿Para quién? –preguntó sin expresión en el rostro.
–Para el comendador de los creyentes, azote de los infieles, nuestro gran califa, Abderramán III
Una energía renacida le inundó el cuerpo al oír el nombre.
–Acompáñame –ordenó tras devolverle a Ben Azán el mensa-
je.
De inmediato se dio media vuelta. Sin decir nada más echó a
correr hacia las dependencias del califa acompañado del capitán de la guardia, Ben Azán.
–¡Alto! ¿Quién va? –se escuchó a mitad del pasillo que conducía a las dependencias califales.

Espero que os guste.

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Footer

De mi pasión:

Aviso Legal | Política de Privacidad y Cookies

Este sitio web utiliza cookies para mejorar la experiencia del usuario. Asumimos que el usuario está conforme con estas condiciones, pero puede rechazarlas si lo desea.Aceptar Leer Más
Privacidad y Política de Cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR