Hola amigos, como os prometí hoy iba a empezar a explicar mi último libro editado, no escrito, La mansión Manfred.
Hoy voy a hablaros del prólogo. En él intento explicar sin ser presuntuoso, Qué es la vida.
Os habéis parado a pensar, qué hubiera ocurrido, si el día que conocisteis a vuestra pareja, hubierais decidido ir por otra calle y no os habríais encontrado con ella, o él, cuando tropezaste al doblar una esquina, o no os habríais encontrado con tu amigo que iba acompañado con ella.
O, si en vez de decidir a un lugar a pasar la tarde, la hubierais pasado en otro sitio.Como podéis ver el «Y si…» es infinito en posibilidades, y cada uno tiene el suyo, pero seguro que con cualquiera de ellos tu vida no hubiera sido igual.
Pues eso es lo que quiero explicar con el prólogo de «La mansión Manfred». Dos amigos están jugando y se les cuela la pelota en un hueco de la pared. Si hubieran decidido coger otra y seguir jugando, esta historia no se hubiera podido escribir.
Aquí os dejo el prólogo.
LA CASA MANFRED
Prólogo
No, realmente no sé por qué ocurren las cosas. Ni a qué se debe que entre el infinito abanico de opciones de la vida, se realice una u otra elección. De lo que estoy completamente seguro es de que si conociéramos de antemano las consecuencias de nuestras acciones, según la opción elegida, la vida sería una experiencia horrible que nadie querría vivir. Cada decisión asumida, cada posibilidad ponderada hasta sus últimas consecuencias, sería un agobio, un constante desgarro de nuestra conciencia en qué, cómo, y porqué. Por eso declaro: bendita sea la ignorancia. No digo que no tengamos que ser conscientes de nuestras acciones, pero no hasta ese extremo. Por eso, aquella mañana en que me dirigía como de costumbre a casa de mi amigo Andrés, no tenía la menor idea de la aventura que nos esperaba. Ahora que ya ha pasado, no dejo de preguntarme por las infinitas consecuencias que hubieran podido derivarse de aquel hecho casual. ¿Y si no hubiéramos jugado?, ¿y si no le hubiera dado a la pelota?, ¿y si la hubiéramos dado por perdida?, ¿y si…?, ¿y si…? Preguntas y más preguntas que no puedo responder; es más, que no quiero responder. Realmente, una vez acontecido me reafirmo en la sabiduría de la vida que nos la da a tomar sorbito a sorbito según la necesitemos, sin agobiarnos con tragos largos o desmesurados.
Para finalizar este libro me fui a la zona de los Cátaros. Quería vivir, sentir lo que aquello hombres y mujeres defendieron y murieron por ello. Os dejo unas fotos de la fortaleza de Carcassonne.







Hasta la próxima.
Un riojano esperanzado.
Deja un comentario